Lidice, como nosotros lo hemos conocido          <=|   014   |=>            sumario
   
    La población campesina vivía aquí en la más completa armonía con los obreros industriales, compartiendo en común las alegrías y preocupaciones de la vida cotidiana. En Lidice encontró realización la ilusión de los obreros de poseer una casa propia y un trozo de tierra donde poder cultivar en sus horas de ocio. 

    La armaniosa convivencia creó raices profundas de vivo patriotismo local. La iglesia de Lidice era la más antigua de todas las del contorno. En la época que precedió a la batalla eie la Montaòa Blanca, la curia de Lidice tenía a su cargo cinco iglesias. La escuela era también una de las más antiguas de la comarca. Los habitantes fueron patriotas conscientes y progresivos, y durante la acupación del país formaron parte del invencible frente nacional.
 
    La tumba común de las hombres de Lidice, algunos objetos y estas fotos, és cuanto ha quedado del pueblo. Las mujeres conocieron el infierno de los campos de concentración alemanes y de éllas solo queda el recuerdo de algunos niòos que llevaron consigo y que han logrado regresar. Durante el curso de la pasada guerra mundial, se podía oír en Inglaterra esta frase: "Lidice debe revivir". Y dicha frase ha resanado a través del mundo libre de nuestros días.
 
    Unido a las trabajos preliminares que crecen sin cesar en el Lidice que renace hoy día, esta obra estrecha fraternalmente a sus nuevos habitantes.

MUDr. QUIDO JEØAHEK  A. HAMERSKÝ

EN BUŠTÌHRAD, MARZO DE 1948
 

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